Amigo Carlos, lejos quedan, atrás , aquellas reuniones casi familiares en las siempre fuisteis tú y Ana ejemplo de amistad, comportamiento y delicadeza .
Siempre te sentí hombre optimista , más inclinado a resaltar el bien que las dificultades . Ilusionado y alegre . Era evidente la confianza que los demás tenían en tí ; por tu discreción , honradez y por estar dotado de un sentido común nada corriente, que te hacía el hombre adecuado para una consulta íntima .
A nuestro común amigo, Antón , que, seguro, ya te ha recibido y acompañado a tu lugar , el lugar que dejaste temporalmente para pasar 88 años por aquí, me le imagino riendo y dándote un abrazo de bienvenida. Recuérdale de mi parte las risas que nos echábamos en nuestras visitas al Balneario de las Caldas :
Antón, todo un Juan Centella: alto, fuerte , rebosaba salud y alegría ; después del baño desayunábamos en el hotel con una satisfacción que nos daba energía para toda la jornada. Ya sabes que te apreciaba mucho; cuéntaselo y que vuestras risas las oigamos desde aquí abajo. Un abrazo a los dos.
Carlos, no os olvideis de nosotros , de Julia y José Luis Quintana
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