lunes, 10 de agosto de 2020

Una madre

Estos días de Julio han llegado calurosos , la hierba ha perdido el verde característico en estas tierras de montaña, pero los árboles están espléndidos con sus grandes hojas , o pequeñas como la forsithya que ya floreció hace días y al atardecer llena de sol colorea de amarillo ese gran espacio que la rodea . Ya ayer habian caído por tierra parte de las flores y el círculo formado bajo el árbol hacían que el conjunto tomara vida propia y pareciera verse obligado a desprenderse , elevarse , separarse de una tierra inhóspita y agresiva en estos días de pandemia.

En Agustín aumenta el dolor , la depresión , hundimiento general , ese que afecta a la psique y al soma por igual . Si le llamo desde la calle alguna vez se asoma por la puerta medio abierta; viste una bata ajustada a pesar del calor, escucha silencioso mi saludo , levanta la mano en señal de agradecimiento y cierra de nuevo la puerta.

Agustín ,mediana edad, vivió con su madre hasta hace dos años ; su vida , su amor de hijo , ese sentimiento enraizado , firme , casi sostén propio le acompañó una vez casado . Muchas veces se refirió a su madre, "es mayor" me decía , vendrá a vivir con nosotros cuando acabemos de preparar la casa recién construida.

El virus mortal se llevó a la madre. Los protocolos de guerra aplicados --_¿Por orden de quién?_ así lo exigieron ; priorizar en las atenciones sanitarias a los jóvenes. Se han diezmado los acogidos en residencias , se calcula , es posible que más ,muchos más . Comprendo que Agustín esté abatido . Tengo su número de telefóno en lugar visible , solo le he llamado dos veces porque yo también necesito consuelo. El dolor ajeno permanece en mí durante mucho tiempo.La imagen del niño sin brazos ni piernas durante la guerra de Irak la tengo ahí delante y permanece . J.L.Q.
 Estos días de Julio han llegado calurosos , la hierba ha perdido el verde característico en estas tierras de montaña, pero los árboles están espléndidos con sus grandes hojas , o pequeñas como la forsithya que ya floreció hace días y al atardecer llena de sol colorea de amarillo ese gran espacio que la rodea . Ya ayer habian caído por tierra parte de las flores y el círculo formado bajo el árbol hacían que el conjunto tomara vida propia y pareciera verse obligado a desprenderse , elevarse , separarse de una tierra inhóspita y agresiva en estos días de pandemia.
En Agustín aumenta el dolor , la depresión , hundimiento general , ese que afecta a la psique y al soma por igual . Si le llamo desde la calle alguna vez se asoma por la puerta medio abierta; viste una bata ajustada a pesar del calor, escucha silencioso mi saludo , levanta la mano en señal de agradecimiento y cierra de nuevo la puerta.

Agustín ,mediana edad, vivió con su madre hasta hace dos años ; su vida , su amor de hijo , ese sentimiento enraizado , firme , casi sostén propio le acompañó una vez casado . Muchas veces se refirió a su madre, "es mayor" me decía , vendrá a vivir con nosotros cuando acabemos de preparar la casa recién construida.

El virus mortal se llevó a la madre. Los protocolos de guerra aplicados --_¿Por orden de quién?_ así lo exigieron ; priorizar en las atenciones sanitarias a los jóvenes. Se han diezmado los acogidos en residencias , se calcula , es posible que más ,muchos más . Comprendo que Agustín esté abatido . Tengo su número de telefóno en lugar visible , solo le he llamado dos veces porque yo también necesito consuelo. El dolor ajeno permanece en mí durante mucho tiempo.La imagen del niño sin brazos ni piernas durante la guerra de Irak la te