sábado, 23 de junio de 2018

El Paraíso perdido

En tierra de todos,
de terreno fértil,
de milenarias coníferas,
de eternos laureles,
del pájaro cantor,
de la nutria salvaje
y del felino feroz;
de la sigilosa pantera,
de dos ríos caudalosos
donde bebe el tigre
y el Eufrates hermano fertiliza
apareció el Hombre
inútil y soberbio
y oyó la voz de su locura:
"esto es tuyo" ,para siempre.
Y en su ambición ciega 
preguntó : ¿hasta dónde?
y se respondió a sí mismo:
"Hasta el infinito"
Lo llamaban Paraíso
El Paraiso perdido.

viernes, 15 de junio de 2018

Cura Francisco

Una explicación sencilla  a una pregunta razonable: pocos días atrás , en la zona de San Martín, la nueva lancha de pasajeros que amarra junto a la "caseta de bombas" se acercaba con un grupo de viajeros a bordo; estaba mirando la maniobra distraído cuando un conocido, antiguo conocido, sin abandonar su marcha de paseo me dirigió un comentario-pregunta : "Ya leí en el periódico tus sentimientos por la muerte de Don Francisco, cura en Reinosa ,no sabía que le conocieras" y siguió su marcha sin esperar respuesta.
No creo que L lea esta nota y si lo hace también se va a preguntar por qué lo hago . Mundos diferentes . No conocí al cura Francisco , leí su esquela , creo que tenía más de noventa y creo recordar  que sus últimos días   los pasó en la Residencia de Reinosa. El cura Francisco pidió a feligreses y amigos que el importe de las flores en su entierro lo destinaran a los pobres. ¿Porqué me sentí empujado a escribir mi sentimiento? ¿Lo escribí para Francisco o para mi, o para los lectores del periodico? No lo sé. Me sentí cerca de él ; creo que me uní a su despedida y tránsito , que le acompañé en su viaje.  Que como buen mensajero al más allá no podíamos perder el contacto , la mediación, la ayuda, y le dije:                                                                                          

Tu vida es la flor,
y tu pensamiento
hermoso ramo.
En noventa años
de jardinero fiel
se siente la caricia
de tus flores perfumadas
sedas de pétalo blanco
corolas de bello color
sentires de amor
y despedida.
Ya estás en la Casa
de donde viniste
noventa años atrás.
Tu alma ajardinada
compañera
servirá de guía;
sus mil colores
nos envolverán
hasta nuestra partida.